La Familia es muy importante para Dios, de hecho, la idea surgió de él. Dios podía habernos creado para vivir aislados, pero no lo hizo. Nos necesitamos no solo para la continuación de la raza humana sino para apoyarnos, construir y bendecir el lugar donde Dios nos ha puesto.
1. El origen de la familia
Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».(Génesis 1:27-28)
Dios creó al hombre y a la mujer y los bendijo, dándoles una misión compuesta por dos partes. Primero, multiplicarse, ser fructíferos y llenar la tierra con hijos. Vemos que sin la unidad sexual del hombre y la mujer no habría continuidad. La segunda parte de la misión consistía en someter la tierra, cuidarla, cultivarla, y dominar a los animales.
Los seres humanos fuimos creados a la imagen de Dios y tenemos un propósito asignado por él. Somos llamados a contribuir en el lugar donde estamos. No solo eso, a diferencia de los animales, los humanos poseemos cuerpo, alma y espíritu, lo cual nos da la capacidad de tener una relación de amistad con Dios, fuente de amor y sabiduría.
2. La unidad en el matrimonio
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.(Génesis 2:24)
Todo nuevo matrimonio debe dar prioridad a su unión y vivir de acuerdo a los mandatos de Dios. Aunque todavía pertenecemos a la familia en la que crecimos, al casarnos pasamos a ser uno con nuestro cónyuge y formamos una nueva familia. Tomaremos nuestras decisiones juntos delante de Dios y buscaremos su voluntad para nuestro futuro y bien común.
3. La vida espiritual de la familia
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.(Deuteronomio 6:6-7)
Los padres deben llenar sus corazones y sus mentes con la palabra de Dios para luego enseñarla a sus hijos. Su ejemplo amoroso y constante viviendo de acuerdo con los mandatos de Dios los inspirará y bendecirá. La familia que ama a Dios comparte de forma natural lo que Dios hace en su diario vivir y cómo él interviene en los problemas del día a día.
4. Alabar a Dios juntos
Tributen al Señor, familias de los pueblos, tributen al Señor la gloria y el poder; tributen al Señor la gloria que corresponde a su nombre; preséntense ante él con ofrendas, adoren al Señor en su hermoso santuario.(1 Crónicas 16:28-29)
Hay un vínculo especial en las familias que adoran a Dios juntas. Es de gran gozo poder ir juntos al templo a dar gloria a Dios por todas las bendiciones que él nos concede a diario.
La familia que está unida no solo por lazos de sangre, sino también en el área espiritual disfrutará de una relación más profunda y real. Sus miembros estarán unidos en espíritu, recibiendo la bendición que Dios concede a todos los que le sirven.
5. La bendición de los hijos
Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa.(Salmo 127:3)
Los hijos que Dios nos da son parte de la bendición que él nos concede. No debemos verlos como una carga económica o una presión sobre nosotros. ¡Todo lo contrario! Tenemos que amarlos y educarlos, enseñarles a ser buenos ciudadanos y hacerles partícipes de todas las cosas buenas que Dios nos ha dado.
6. Instruir bien a los niños
Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará.(Proverbios 22:6)
Los padres deben enseñar valores a sus hijos, cómo comportarse de forma aceptable y respetuosa ante todos. También es responsabilidad de los padres instruir a sus hijos en la verdad del evangelio, enseñarles lo que significa amar y seguir a Jesús. Una buena base espiritual les ayudará a enfrentar los retos que la vida les presente.
Todo lo que los niños aprenden durante su niñez los moldeará para el resto de su vida. Seamos padres responsables que aman e instruyen a sus hijos en el camino del Señor.
7. La obediencia a los padres
Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre.(Proverbios 6:20)
Los hijos deben obedecer a sus padres. Aquí se refiere a padres y madres que enseñan a sus hijos los mandamientos de Dios. Los padres que aman a Dios no harán exigencias sin sentido a sus hijos. Según los hijos crecen y estudian la Palabra de Dios por sí mismos, comienzan a reconocer la sabiduría detrás de los mandatos de sus padres y la bendición que resulta cuando vivimos una vida de obediencia ante Dios.
8. Bendecir a las otras generaciones
La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres.(Proverbios 17:6)
La familia debe valorar la aportación de todos sus miembros. Una familia fuerte aprecia a todos los que la componen, sean hijos, nietos, abuelos, primos o tíos. Celebran juntos sus éxitos, se cuidan, se animan y se ayudan en los momentos de enfermedad o necesidad.
Los abuelos se alegran al ver a sus hijos criar y educar a los nietos con el mismo amor y la misma dedicación que ellos lo hicieron. Los hijos también aprenden con el tiempo a valorar el esfuerzo y el sacrificio que hicieron sus padres para criarlos en un ambiente lleno de amor y de estabilidad.
9. Luchar por la unidad
Y, si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie. (Marcos 3:25)
Es muy triste ver familias que solo se hablan para pelear o ni siquiera se hablan. Debemos trabajar activamente en la unidad familiar, pasar tiempo juntos no solo en casa, sino dar paseos, hacer deporte o disfrutar de tiempos de relax juntos. La familia debe tener metas y sueños comunes y celebrar cuando estos se consiguen. Glorificamos a Dios cuando nos esforzamos en mantener la paz y la armonía en nuestra familia.
10. Cuidar y proveer para los nuestros
El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.(1 Timoteo 5:8)
Dentro de la familia debemos cuidar y proveer para los nuestros. Necesitamos estar alerta ante las necesidades de nuestros familiares y ayudarles a la medida de lo que esté a nuestro alcance. No debemos cerrar nuestros corazones ante ellos y sus necesidades reales.
La base de nuestra fe es el amor incondicional y sacrificial, ese amor que Dios tuvo por nosotros al enviar a su Hijo Jesús a morir en nuestro lugar. Nuestro día a día debe reflejar crecimiento en esta área, mostrando ese tipo de amor a los demás, especialmente a nuestros familiares.
11. Actuar con sabiduría
El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre.(Proverbios 15:20)
Un hijo sabio traerá gozo al corazón de sus padres. No entrará en conflictos innecesarios con ellos, los honrará y los bendecirá con sus palabras y acciones. Se aferrará a Dios, la fuente de sabiduría, y tomará decisiones que le agradan a él y que bendigan a sus padres.
El hijo necio echa de lado las enseñanzas de sus padres y les causa tristeza y dolor, especialmente a la madre. Necio es quien rechaza la sabiduría que viene de Dios y vive en rebeldía contra él y contra sus padres.
12. Transmitir el buen camino
Escuchen, hijos, la corrección de un padre; dispónganse a adquirir inteligencia. Yo les brindo buenas enseñanzas, así que no abandonen mi instrucción.(Proverbios 4:1-2)
Los padres deben tomar tiempo para hablar con sus hijos, enseñarles a tomar buenas decisiones y a andar por el buen camino. A veces esperamos que los hijos se comporten de una manera, pero no nos sentamos a explicarles lo que esperamos de ellos y por qué les conviene obedecer.
Los hijos, por su parte, deben escuchar cuando sus padres los corrigen y aprender a tomar decisiones que les ayuden a crecer como seres humanos. Con el paso de los años recordarán los consejos de sus padres y estarán agradecidos.
13. El temor al Señor trae bendiciones
Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo. Tales son las bendiciones de los que temen al Señor.(Salmo 128:1-4)
Temer al Señor es darle la reverencia y el respeto que él merece. Dios valora y premia que reconozcamos su señorío sobre nosotros y que vivamos dentro de su voluntad.
Hay bendiciones específicas para el que teme a Dios y obedece sus mandatos. Por ejemplo, el salario por su trabajo le rendirá y gozará de bienestar. También hay promesa de descendencia, gozo y abundancia. Uno de los bienes más preciados del hombre es su familia, y una familia que vive en amor y armonía no tiene comparación.
14. Sobre todo, amor
(El amor) Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
(1 Corintios 13:7)
Una familia sin amor no logrará superar los retos que traerá la vida. Los miembros de la familia deben estar dispuestos a pedir perdón y perdonar, a creer en la bondad y el amor de los otros y a dejar pasar esas pequeñas manías o rarezas de los demás que a veces nos agobian.
El único amor perfecto es el de Dios. Llenemos nuestras vidas de él, dejando que su amor fluya a través de nosotros y bendiga a toda la familia.
Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.(1 Juan 4:16).
15. Josué 24:15
Pero, si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.
16. Salmo 103:17-18
Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra.
17. Génesis 12:3
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!
18. Marcos 10:6-9
Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”. Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
19. Eclesiastés 9:9
Goza de la vida con la mujer amada cada día de la vida sin sentido que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus absurdos días! Esto es lo que te ha tocado de todos tus afanes en este mundo.
20. Efesios 5:33
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.
21. Éxodo 20:12
Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
22. Efesios 6:1-3
Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra».
23. Efesios 6:4
Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
24. Hechos 16:31
Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.
25. Proverbios 1:8-9
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar.
26. Proverbios 10:1
Proverbios de Salomón: El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre.
27. Proverbios 11:29
El que perturba su casa no hereda más que el viento, y el necio termina sirviendo al sabio.
28. Proverbios 15:20
El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre.
29. Proverbios 15:27
El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá.
30. 1 Timoteo 5:4
Pero, si una viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios.
31. 1 Timoteo 5:8
El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.
32. Efesios 4:32
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
33. 1 Reyes 8:57
Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone.
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